Quedarse un producto menos esponjoso y hueco que lo que habitualmente es. Básicamente se produce por la pérdida de agua, tanto por evaporación por el paso del tiempo, como por exceso de cocinado.
El apio es un tallo grueso, jugoso y lampiño, asurcado y ramoso, con hojas largas y hendidas. Se come crudo en ensaladas o cocido en distintos guisados; seco pulverizado se utiliza para dar sabor a determinados platillos.